¿Qué son las arcillas y cómo están formadas?
Las arcillas son sustancias coloides de origen mineral, si queremos ser más técnicos diríamos que las arcillas que usamos en cosmética natural son agregados de silicatos de aluminio. Estos minerales que componen las arcillas se estructuran en forma de láminas, apiladas unas sobre otras. Y dependiendo del tipo de arcilla, sus capas se superponen de formas diferentes, lo que les da propiedades y características distintas. Por eso, hay unas arcillas más indicadas para determinados usos que otras.
Si no has usado las arcillas en tus rutinas de cuidado o si te gustaría conocer mejor cómo aplicarlas para ver mejor tu piel y cabello, quédate que justamente de eso te voy a hablar en este artículo.
En el siguiente enlace tienes nuestras Arcillas en polvo cosméticas.
¿Son todas las arcillas iguales?
Quizás no supieras qué son las arcillas pero seguro que te suena que hay arcillas de varios colores. Normalmente, nombramos a las arcillas según su color: arcilla blanca, roja o negra. Pero te voy a recomendar que vayas al INCI o listado de ingredientes de tu arcilla y leas lo que pone.
Seguramente encuentres palabras como: Kaolin, Bentonite, Montmorillonite, Illite… Son nombres de arcillas, su estructura es distinta y también los minerales que contienen. Sin embargo, todas las arcillas se hidratan al contacto con el agua y forman una sustancia tipo gel (que se conoce como coloide). La propiedad más destacada de los coloides (y en este caso, de las arcillas) es su capacidad de adsorción, ¿qué quiere decir esto y por qué nos interesa? Las arcillas favorecen la adherencia de sustancias externas en su superficie, ya que poseen fuerzas internas y enlaces atómicos libres capaces de captar a otras sustancias. En cosmética natural esta propiedad resulta interesante porque nos permite retirar impurezas, suciedad y toxinas aplicando la arcilla sobre la piel o el cabello.
Pero, ¿te acuerdas que la forma en que se colocan las capas de las arcillas es distinta? Eso provoca que haya arcillas más adsorbentes que otras, con mayor capacidad para retirar impurezas pero también con mayor capacidad para resecar nuestra piel. Vamos a ver, entonces, qué tipos de arcilla son las más comunes y qué usos y aplicaciones podemos darles.
Tipos de arcillas y en qué tipo de piel son más indicadas
Kaolin (las arcillas blancas, amarillas, violetas…)
La Arcilla Blanca o Caolín, de las más usadas en cosmética, presenta diversos colores según las impurezas que contiene, desde el rojo anaranjado hasta el blanco cuando es pura. Todas ellas (amarilla, violeta, blanca…) reciben el nombre en el INCI de Kaolin y tienen propiedades similares. No es una arcilla muy adsorbente y, por tanto, no reseca tanto el cuero cabelludo ni la piel.
Podemos usarla en pieles secas y en pieles sensibles. Se considera antiséptica ya que destruye los agentes patógenos sin agredir los tejidos sanos colindantes. También nos ayuda a regenerar los tejidos y es cicatrizante por su contenido en sílice, aluminio y zinc. Nos sirve para aportar volumen y limpiar el cabello sin ser tan agresiva como un detergente. También podemos usarla en mascarilla facial, para retirar impurezas y suavizar la piel, sin ser tan astringente como otro tipo de arcillas.
Estas arcillas, al no ser tan potentes, permiten su uso en otros productos cosméticos como los polvos faciales matificantes o maquillajes, en champús sólidos e, incluso, como agente abrasivo en pastas dentales.
Bentonite/Montmorillonite (las arcillas verdes)
La verdadera bentonita es una roca arcillosa hecha de cenizas volcánicas. La bentonita está hecha principalmente de esmectita pero puede presentar otros minerales como cuarzo o pirita. A menudo en cosmética la encontramos como Montmorillonite, ya que la bentonita es un subtipo de esta arcilla. Suele tener un color verde o pardo, y es una arcilla con mucha capacidad adsorbente (por su estructura y además porque su partícula es mucho más pequeña que otras).
Está especialmente indicada para pieles grasas o acneicas. Nos ayuda a retirar el exceso de sebo y elimina los puntos negros e impurezas de nuestra piel. Puede llegar a resecar y dejar tirante la piel, pero es excelente limpiadora y purificante.
Otras arcillas
Otras arcillas menos comunes son la Illite, que suele presentar un color rojo por su contenido en hierro, pero puede aparecer con otras coloraciones. Es más adsorbente que la Kaolin pero menos que las arcillas de tipo bentonita (las verdes). Se recomienda en pieles normales o mixtas, para purificar el rostro y dejar la piel limpia y sin toxinas. Si tienes una piel normal o seca y quieres un extra de limpieza sin resecar puedes elegir esta arcilla.
Por otro lado, tenemos la Arcilla Ghassoul o Rhassoul que es de origen volcánico y se extrae de minas subterráneas en las montañas del Atlas, en el noroeste de África. Su color es parduzco o beige, y es de las arcillas más adsorbentes que existen, especialmente indicada para purificar y descongestionar las pieles grasas o con acné. Puede resecar las pieles que sean más sensibles o que estén deshidratadas. También es una excelente aliada para el cuidado del cabello por lo que se puede usar como mascarilla capilar para aportar volumen y brillo.
¿Cómo preparar las arcillas?
Las arcillas se presentan en forma de polvo muy fino. Dependiendo del uso que le vayamos a dar necesitaremos prepararlas de una forma u otra. En preparados en polvo como maquillaje o pasta dental en polvo, simplemente debemos incorporarla en la fase en polvo en la cantidad que deseemos.
Lo habitual y más sencillo es usarlas y aplicarlas en piel y cabello en forma de mascarillas purificantes. En estos casos es imprescindible hidratarlas antes de usarlas. Para hidratar la arcilla podemos usar agua, infusión o hidrolato, simplemente iremos añadiendo el líquido sobre la arcilla y mezclaremos con una cuchara (mejor si es de cerámica o de madera). Podemos dejar reposar esta mezcla para que la arcilla se disperse y se hidrate correctamente. Si al cabo de 10 o 15 minutos, si sentimos que ha absorbido mucho líquido, podemos añadir más.
Las mascarillas de arcilla se aplican sobre la piel limpia (puedes usar un pincel o tus manos) y es importante evitar que se cuarteen sobre la piel porque podrían llegar a resecarla en exceso. Podemos usar un spray para humedecerla y la retiramos con agua tibia. Usamos una crema o serum posteriormente para evitar la deshidratación de la piel y para protegerla tras su limpieza.
Con toda esta información casi eres un@ expert@ en arcillas, ¿qué te parece si preparamos una mascarilla súper fácil para quitar los puntos negros y espinillas con arcilla bentonita y una infusión de lavanda?
¿Te animas a contarme tu experiencia usando arcillas para cuidar tu piel y tu cabello?
Hacer cosmética natural y casera tiene muchas ventajas: obtener un producto adaptado a ti y a las necesidades de tu piel y cabello, eliminar tóxicos de cosméticos tradicionales e ingredientes innecesarios, conocer cada ingrediente de la fórmula, reducir plásticos y, además, disfrutar de un buen rato potingueando.
Sin embargo, es importante seguir ciertos pasos para que el proceso de elaboración sea seguro y no te cause reacción alérgica o irrite tu piel:
- Desinfecta los utensilios, envase y mesa de trabajo antes de empezar. ¡Se tarda sólo 1 minuto!
- Utiliza guantes, mascarilla y gafas en aquellas elaboraciones que lo requieran.
- Haz una medición de pH de la elaboración final para asegurarte de que está en el rango correcto. Puedes corregirla fácilmente. Sube el pH utilizando un álcali como el bicarbonato. Bájalo con una solución ácida. Por ejemplo unas gotas de ácido láctico o ácido cítrico.
- Hay que probar la elaboración siempre en una zona reducida de la piel para comprobar que no hay ninguna reacción adversa.
- Utiliza los ingredientes en su dosis correcta. La indicamos en todas las páginas de producto. Si tienes dudas sobre alguno, pregúntanos! ♥ No nos hacemos responsables del mal uso de los productos y de la incorrecta dosificación de los mismos en las elaboraciones.
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